sábado, 19 de julio de 2014

El Hombre que incomoda a Córdoba (nota en Telediario Digital, Río Cuarto)

El hombre que incomoda a Córdoba

Agitador cultural y provocador de oficio, Iván Ferreyra transgrede las “buenas costumbres” y los formatos moralmente indicados. Su resistencia en una ciudad sin puerto y rodeada de cemento.
“Fui sodero, carnicero, vendí lapiceras y destornilladores a ciegos y gitanos. Fui vendedor de pirotecnia y cestos de basura. Fui estudiante crónico de publicidad y gerente de una whiskería. Fui redactor de horóscopos y elegí nombres para countries. Laburé en una multinacional. Escritor. Por sobre todas cosas, escritor”. Así suele presentarse Iván Ferreyra cada vez que concede una entrevista periodística.
Poeta, novelista y gestor cultural, Ferreyra va de frente y no se calla nada. Máquina de confrontar, defiende sus palabras “hasta cagarse a trompadas”. Nacido en La Carlota en el año 1972 y criado en Canals (a 150km al sur de Río Cuarto), Iván se terminó de formar en las calles de la Docta. Militante cultural y celebridad clandestina, hace más de 15 años que interviene en la escena outsider de la ciudad hiriendo las susceptibilidades de los cordobeses.
Promotor de lo que pasa por debajo, Ferreyra desconfía de la inteligencia y se escuda en el cuerpo y sus necesidades básicas. En otras palabras, se aleja de cualquier planteo pseudointelectual para instaurar en su lugar el crudo lenguaje de la carne. Las mujeres, la calle, el suicidio y los excesos son sus temáticas preferidas; las criaturas de la noche, los perdedores hermosos y los adictos, los protagonistas de sus historias.
“Los que juntan la basura son mis amigos. Los playeros. Los que caminan con la cabeza gacha, los que miran el piso son mis amigos. Los borrachos, los que gritan verdades, los que no traicionan son mis amigos. La gente que no pide, que no demanda, la gente que vive sola. Los que responden preguntas con una mueca o con lo que sea que les queda de vida, son mis amigos”.
Desde su precaria casa ubicada en el centro viejo de la ciudad, Iván resiste. Resiste, agita y se subleva. Con Jorge Julio López como estandarte de su literatura (“el desaparecido en democracia”), promueve un discurso inconformista, desintegrador y que no se amolda a nada. Expone su cultura disidente, al mismo tiempo que denuncia “al aparato que idiotiza desde la pasividad”. En los intersticios de la modernidad cordobesa, alza su voz e inscribe su nombre en calles oscuras.
Activista de Internet, el escritor encontró allí su base de contraataque. “Hoy, a las batallas hay que librarlas en Internet. Es un terreno que las corporaciones y multimedios aun no pueden controlar del todo (…) A la Web hay que usarla como palanca, alimento y herramienta para decir algo”. En la actualidad, Ferreyra mantiene online más de 40 blogs, entre los que se destacan “Un mundo sin Jorges”, “Los célebres clandestinos” y “¿Quién es Iván Ferreyra?”. Así también, dispone de varios sitios web y una cuenta en Facebook, la cual actualiza minuto a minuto.
Considerado el Bukowski cordobés, escribió las novelas “El Resentimiento”, “El hombre que ganaba por cansancio” y “Bambi”, y los poemarios “Raro” y “Diving horses”. Dirige el sello “Antiplan Ediciones Primarias” y las revistas socioculturales “Polosecki, ciudad de culiados” y “Recovecos” (que también funciona como emprendimiento editorial). En su rol de gestor cultural, realizó ciclos y happenings divergentes, como “Los jueves malditos”, “Otoño sucio” y “Furia del libro”.
Iván Ferreyra no sólo putea. Pone el cuerpo y hace. Hace desde donde no hay. Hoy por hoy, conduce “Un bar en el cielo” por radio Sur de Villa El Libertador y presenta la puesta cultural “Vida de miércoles (club de la pelea)” en Casa Babylon. Además, se encuentra escribiendo “Una chica Kaurismaki”, “una novela que me atormenta hace tiempo y que no puedo terminar nunca”.
Fotos: Iván Ferreyra



domingo, 13 de julio de 2014

La narración para superar las heridas del alma (arte como resiliencia y superador de los conflictos sociales)

La narración como terapia para sanar heridas del alma (artículo enviado)

En este artículo la Lic. Glenda Valle reflexiona sobre la capacidad de la narración  para superar las adversidades y desarrollar nuestra fortaleza interior

Las personas que buscan una ayuda terapéutica experimentan en sus vidas un grado de malestar (más grande o más pequeño); y por alguna razón tienen una perspectiva de su propia vida muy negativa. Parece como si se estuvieran proyectando una película dramática. Y muchas veces la proyectan una y otra vez, casi compulsivamente…
En el terreno de la narración, son los protagonistas de una historia en dónde el problema es demasiado grande para vislumbrar una solución. El cuento no termina, el desenlace no llega. Esto produce frustraciones, angustia, tristeza y otras emociones similares.

Pero, ¿qué pasa cuando vemos al mismo cuento desde otra mirada o perspectiva diferente? Podría ser por ejemplo: dejar de verse como el personaje que sufre para ser el héroe que se encuentra en proceso de búsqueda, que es artífice de su propio destino… y finalmente encontrará el tesoro perdido...o anheladamente buscado...
Ahora bien, tenemos un pasado y un presente. Solo podemos modificar el presente, después el futuro aparecerá como una consecuencia de este.
La narración, el comenzar a escribir historias, cuentos, poesías, permite transformar el malestar. Puedo empezar a escribir una historia "alejada" de mi realidad, y después comenzar a acercarme a la misma...
De cualquier forma será una experiencia maravillosa en dónde pasaría, de una posición pasiva a una activa. Narrar historias se convierte en una experiencia sanadora en dónde el otro (terapeuta) estará allí para posibilitar el encuentro con nuestras propias “sombras” y sacarlas a la luz.
En realidad no importa tanto el problema sino la solución que el mismo tiene, o lo que es lo mismo; a qué solución puedo llegar yo.
Algunos terapeutas narrativos invitan a escribir una historia sobre este problema planteado (y su solución). Otros invitan a relatar historias, en dónde esa realidad fantaseada siempre tiene algo de su narrador.
Será la persona que consulta quien elaborará las conclusiones. De cualquier modo, la narración será el medio para expresar y sanar, algunas heridas del alma.
Por último, les dejo un pequeño poema, relacionado con las mujeres y el encuentro con su naturaleza primitiva, salvaje, en lo más hondo del alma:
…una noche
se oye un latido en la puerta.
Fuera, una mujer en la niebla
con cabellos de ramas y vestido de hierbas,
chorreando verde agua del lago.
Dice: “Soy tú
y vengo de muy lejos.
Ven conmigo, quiero mostrarte una cosa…”
Da media vuelta para marcharse, se le abre la capa.
De pronto, una luz dorada…una luz dorada
por todas partes…” (Fragmento del poema “La mujer que vive en el fondo del lago”, Clarissa Pinkola Estés)

Lic. Glenda Valle M.P. 3933
Psicoterapeuta Sistémica