domingo, 9 de febrero de 2014

Como el ave solitaria, con el cantar se consuela (raperos y estética grafittera en Córdoba)



 

El Negro Chetto es uno de los referentes más importantes del hip hop cordobés. Criado entre Villa 12 de Octubre y Barrio IPV Argüello, comenzó en la música en 1982. Compartió escenario con Manu Chao, tocó en el Luna Park y en Cosquín Rock. 

En la entrevista que dio a ADN, Luis Rubèn Aguirre, criado en una villa "pegada al Cerro (de Las Rosas)", decidiò su destino artìstico casi al azar, mientras limpivaba vidrios o vendìa revistas La Lucièrnaga (publicaciòn mensual de los "Chicos Trabajadores de la Calle, avalada por Unesco). Por su lugar de nacimiento y por no adherir a los gustos musicales "tìpicos" de las clases populares entre las que èl mismo dijo incluirse siempre fue tildado de "chetto". 

Asì, pese a lo -segùn èl- "esperable" por su "color"  y clase social, el gusto por la mùsica inglesa -el rock, el reggae, el hip hop, el blues en especial- le valieron un mote de "chetto" que dificilmente èl pudo asimilar con el entorno humildìsimo de su vivienda. 

Recordemos que en el anàlisis que Hepp hace sobre el cuarteto redefine los tèrminos "civilizaciòn y barbarie" de Sarmiento ubicando al rock inglès y a la mùsica britànica en el primer tèrmino y al cuarteto y al folklore en el segundo. 

Sin duda la lucha por la hemonìa en el campo musical ha repercutido fuertemente en las clases populares que han enarbolado al cuarteto como sìmbolo de muchos significantes que refuerzan el valor de los jòvenes "pobres" de nuestra Ciudad. Asì, son estas letras las que difunden consignas como "no venderse" y apartarse de los "chettos" calificados como inferiores en cuanto a virilidad y saberes pràcticos que bien podrìan homologarse a aquellos fresos que en voz de Fierro, Hernàndez le endilgaba a los "gringos": zonzos, vagos, incapaces, inferiores, poco hombres. 

Aunque el Negro Chetto busca conciliar ambas esferas de la vida social en Còrdoba, dice sentirse mejor en el bando de los "negros" de quienes ha recibido menos discriminaciones:

Se ve la pobreza, carencia,  indigencia,/ en vigencia,/ de un lado los countrIes,/ del otro la villa miseria,/ en donde naci,/ aprendi/ a sobrevir,/ pude trabajar y no delinquir/ en medio de una familia conflictiva me fui abriendo paso en la vida(...) Otros muertos estàn por ir a robar/, por la marihuana y cocaina,/es hora que tomes buena decisiòn,/ sigue el camino del bien de Nazareno,/ èl a las calles las caminò... (Soy un Chico en la calle).



A simple vista no hay mucha distancia entre la producciòn de  El Negro y otros temas de Carlos Rolàn, Aldo Kustin, Britos o Tapia cantados por La Mona.
A menudo en el cuarteto, el narrador de primera persona comenta una vida marcada por el dolor de la exclusiòn y la indiferencia del aparato estatal que puede conducir a la "mala vida" o a la figura del "ladròn noble" (Hobsbawm), que "roba al rico para dar al pobre" y que es idolatrado por la sociedad en la que se inscribe, siendo un agente de cambio entre un estadio polìtico que ya se encuentra caduco y el que vendrà, ejemplo claro de las "ficciones de la exclusiòn" que retrata Ludmer del cual Martìn Fierro o Juan Moreira son los mayores exponentes.

Aquì, sin embargo, el discurso religioso cobra gran importancia y no desde la religiosidad popular sino desde las figuras mismas del evangelio, hecho que claramente concuerda con la vocaciòn religiosa del autor hacia la comunidad evangelista que, en sus propias palabras, "le cambio la vida". Por eso hay un gran trasfondo aleccionador que es màs propio de aquellos consejos que un Fierro arrepentido esbozara a sus hijos antes de partir. Veamos el tema: "Pregonero del rap celestial" donde cuestiona a quienes descreen de la palabra divina y tratan a la Biblia como si fuera un libro más ("El Código Da Vinci que comprás en la librería dice irónicamente").



Es frecuente la bùsqueda de "amparo" del pobre en el discurso religioso pues, al fin y al cabo, èl mismo puede ser un exponente de la pasiòn de cristo que atravesò un camino de ofrenda y lucha para enseñar algo a su comunidad. 

Asì tambièn hasta el relato de amor se torna una experiencia sacralizada como se puede ver aquì:

Belleza del señor que empiezo a delinear, el amor viene del cielo es espiritual

O en este tema compartido con Flow, otro gran exponente del gènero en la escena local:

Aquì estoy ven/, con este raggae mùsical,/aquì estoy ven,/ con este reggae cae Babilòn// Este es el momento para reflexionar,/ con la sangre dedicada a la bondad, / no hay cabida para la maldad y envidia, /compartiendo mi sabiduria me siento mejor,/ los leones en la jungla de cemento/ pisan fuerte,/ Babilon se inunda de rencor y demendencia/. Garras afiladas para defender dragones/ que por siglos han trocado a estas naciones/ Y la ramera ya se quema... cae babilon... (Cae Babilòn)



El rap naciò de la mano de la problemàtica afroamericana y la construcciòn de ghettos de negros desplazados de los centros de las urbes metropolitanas. Sin embargo, en el Barrio del Bronx despuès de la Segunda Guerra Mundial, confluyeron otras familias de inmigrantes judìos, irlandeses, portorriqueños y hasta algunos norteamericanos blancos de origen social humilde. 

En 1979 nace el rap oficialmente, pero sus primeras apariciones son anteriores. Ocurre que en las fiestas Disco de los afroamericanos los presentadores, entre banda y banda, solìan hablar fluidamente sobre variados temas y con verborragia y gran simpatìa. Ademàs el caràcter "tonal" de los idiomas africanos, analizado por Fernàndez Retamar en la "poesìa negra" de Guillèn y otros cubanos, incidiò tambièn en que prontamente estos "presentadores" se ganaran el centro de la escena alternando escenas mundanas, chanzas y reclamos particulares con una expresiòn coloquial portadora de ritmo propio.

Así nació el rap, quien prontamente fue (mal) prejuzgado como "idioma de ladrones". En verdad, el tono del rap era en mayor parte anárquico, siguiendo las consignas de la libertad del individuo, el amor libre, la sexualidad sin pudores. 

No faltaban, por supuesto, temas sobre el delito o la prostitución desde una óptica "libertaria" donde los ricos y el Estado eran los principales opresores de la felicidad del negro. Por eso el género transitó en "catacumbas"  hasta fines de los 80 y principios de los 90 donde, por primera vez, los grandes sellos disqueros se interesaron en él a tono con el auge de la "contracultura juvenil" que invadía a los consumidores después de la caída del Muro de Berlín.

En su libro, "Escombros de Sentido", Gloria Borioli recoge estas características del género que podrían reducirse a la frase "rechazo a la autoridad". Son espacios de emergencia de jóvenes que descreen de la política, de los estudios y que se rebelan a la ley patriarcal (aunque suelen reproducir esquemas muy machistas). El trasfondo de esa réplica es el aceso de los jóvenes a los espacios de circulación social, a los debates político-sociales, su enfrentamiento a las injusticias que los cercenan, el suyo es el idioma del "grafitti": apoderarse y resimbolizar los escombros de La Ciudad. Veamos el tema de Carballo:

 

Pablo Semàn llama a este fenómeno la "cultura del postrabajo", un término que tomó gran relevancia después del vaciamiento neoliberal y la crisis del 2001. Cuando no era ya posible conseguir méritos por vías "oficiales" como el trabajo formal o la educación; los jóvenes crearon nuevos valores basados en la audacia para conseguir dinero sin demasiado esfuerzo (lógicas de la treta, de la astucia, del engaño)  en el delito o en el mercado informa, revalorizando sus identidades a través de la "hombría", la destreza en el deporte, el "aguante"  en los conciertos, con sustancias prohibidas, etc.

Pero, ¿cómo se articula esta descripción con los temas de "El Negro Chetto? Veamos que no hay en sus composiciones gesto alguno de rebeldía sino, por el contrario, una resignificaciòn del campo religioso como ùnico salvador del excluido, del marginal.

Curioso el tema de "Babilonia" porque fue el primer poeta cordobés el que lo usó, nada más y nada menos que Fray Luis de Tejeda y Guzmán en "El Peregrino en Babilonia". Según nos refiere en su impecable análisis, Olga Santiago, Tejeda se acercó al convento para limpiar su "buen nombre" de múltiples acusaciones en su contra, por su mala gestión en asuntos políticos y por las varias amantes que se le habían descubierto.

En su poemario sigue el estilo de las "vidas de santos", como las de Santa Teresa, caracterizadas por un relato de quiebre espiritual (pecado), un momento de revelación (gracia divina) y un camino de contemplación y ofrenda para resarcir los errores del pasado, con una fuerte repercusión del "ascetismo espiritual" propulsado por la Contrarreforma Española en respuesta a los ataques luteranos.

Así fue como nuestro primer poeta logró utilizar el "discurso religioso" a través de un sinfín de estrategias discursivas tendientes a ensalzar su figura como "buen cristiano" y recuperando el honor perdido a nivel político,  cívico y hasta monetario. 

De igual modo, el rapero usa su condiciòn de "marginal" no sólo como estrategia de veridicciòn sobre lo narrado (la pobreza) sino tambièn como ejemplo moral y valor testimonial de auto superación en complicidad con el público receptor que ha sufrido tales vivencias u otras similares. 

De esa manera, logra dar valor a su carencia, dejando su sello en el campo musical (como ídolo popular), en su iglesia (como orador) y hasta en un posible ascenso de clase como retribución de su obra. 

Borioli, Gloria (2010). Escombros de sentido: Raperos en Córdoba. Alción.  Córdoba.
 Santiago, Olga.(2011)   Don Luis de Tejeda: Peregrino y Ciudadano. Editorial BIBLOS. Buenos Aires.

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