jueves, 14 de agosto de 2014

Poemas de la poeta cordobesa Marita Echave








Igual que una torcaza
SEÑALES PARA  EL ALMA.

I.-
Algún día volverás al centro de mis manos

Veloz y silbadora.
Así como escapaste, volverás, alma mía
Volverás con tu alegría.


II.-
Nada me detiene rumbo a la muerte elegida.
Nada me aparta.
Sin embargo la esperanza
Me tiende sus puentes de hierba
Y la fe me alcanza
Su salvavidas de aire infinito.


III.-
Una utopía es soñar
Que vendrás a salvarme
De morir sola.
Una pasión es encontrarte
Pensando que soy
La perfecta compañera
Que soñaste.
Un sueño es llegar
Sin temor a tus brazos.
Voy hacia ti.
Vienes a mí.
Nada guardo ya
De mis dolores
Mi pasado
Mis cotidianas muertes
Abolidas.
Dispongo de un caudal
De vida rumorosa
Y atrayente
Para entusiasmar a tu alma
A que me siga.
Puedo ascender
A la cima de los cerros
Descender por la escarpada arista
Hundirme en la vertiente
Resbalar con la lluvia
Deambular entre las hojas

Con el viento.
        ¿ Te animas?
Debes saber que mi cuerpo
No te dirá nunca
Aquello que mi alma
Es capaz de hacer con la vida
Que lleva adentro.



IV.-
La luz atraviesa
Mi angustia
Derrumbando
Muros de asco y miedo.
Un ejército de fotones
Emplumados
Ataca a las sombras
Apostadas
Frente a mis ojos
Y las convierte
En jazmines
Apenas dicha la palabra.
Esa es la magia
Del espíritu
Del que les hablo.



V.-
Acércate
Mira dentro de mi corazón.
Anímate
Un fuego invisible lo impulsa.
Mira más allá de lo que ves
Blanco es el corazón
Del corazón.
Pulsa como una burbuja
De luz
Y su fuerza es la del huracán
Que aguarda
       Que aguarda
              Que aguarda
Para iluminar el cielo:
Corazón del Cielo
Viento creador
Soplo eléctrico
Ahí está,  en todos
En el centro de la vida
Latiendo para ti
Aunque no lo quieras.
                                

María Echave.-

































FIN DEL SENDERO

                                               Cuando la hierba crezca sobre mi sepultura, sea                              ésta la señal para que me olvides del todo…Fernando Pessoa.
                                                                   

 

Estaré siempre contigo
como está la luna
siguiendo el giro de la Tierra.
Como el viento azul
del valle de tus sueños,
como el agua esmeralda
de las cascadas serranas,
como el aire que respiras
estaré siempre contigo
aunque parezca que me fui.
Viviré más allá
de los ojos cerrados
y el pulso detenido
leves apariencias
con que la vida engaña.
Viviré más allá
de las urdimbres hiladas
en el telar de la mente,
ya que mi latido viene
del otro lado del corazón.
La luz que nos envuelve
y que nos ha unido
enseña “ no aferrarse a lo amado”.
entonces no puede perderse el amor
aunque parezca,
en el alto espacio.
Sin muerte... así somos
libres e infinitos
por eso el olvido
es solo una instancia fugaz de la memoria
y la hierba es la señal perenne
de ese Amor que nunca muere.



                                                  POEMAS METAFÍSICOS


“Somos Luz, en ella venimos, y hacia ella vamos”


I.-
La luz  abre para mí su corola húmeda y fragante,
es una flor diurna que se derrama abierta
generosa
vital,
llenando de tibieza cósmica
la sangre
el alma
cada fibra de mis células dormidas.
Los ojos ven detrás de la fronda de blancura
un palacio azul cristal
de columnas resplandecientes
y allí estás, luz, alma mía, eterna amiga
limpiando telarañas, oscuras sombras
barriendo los rincones del miedo
con las escobillas silenciosas y veloces
que el sol arrima a mi fantasía.

 

II.-

Desde el padre sol.
hacia mi corazón.
Desde mi corazón
hacia el doble
que te guarda,
derramo
la luz radiante
de oro ígneo
y sello tus puertas
para que se laven
las heridas
que el tiempo
ha grabado en tu cuerpo.

III.-
La luz que ha creado las formas.
la que se derramó en color
a lo largo de la vida.
La luz de la aurora
cayendo sobre lo impuro
para lavarlo con agua de azucenas,
la misma luz que habita
el vientre de las madres
es la luz del amor primero.
Con ella  se está cuajando
la sideral arquitectura
de lo que aún no puede explicarse
con palabras.

IV.-
No hay idioma para la Verdad
solo la luz y el verde de la hierba
desde lo simple lo comprenden.

V.-
Sangre de pichón te llaman
porque no pueden decir tu brillo.
Y si vuelvo los ojos
hacia la fuente de la que manas
no puedo verlo
sino sentir su suavidad de paloma
sobre mi frente calma.
Paz me das. Paz te pido
luz del atajo
del amor correspondido.
Luz de los frutos
del amor multiplicado.
Sangre de pichón te llaman
y en las flores del campo
generosa te derramas.





VI.-

Vibrante y estática
látigo de seda
para los demonios del karma.
Luz de amatista.
Brillo de diamante.
Me envuelves
y disuelvo al instante
los rencores
la tristeza, las piedras del pasado.



































                                           “Cuando un niño nace, un ángel le toca la frente                                     
                             para que olvide la verdad que ya conoce, de otro modo no  no podría soportar la vida en la Tierra”.                                                                          
                                                                       El Talmud.-


I.-

Me acercas la verdad
y ella con su espada de agua
arrasa mis dudas,
corta limpiamente y de un tajo
el velo que la fantasía
despliega ante mis ojos
cuando no quiero verla.




















II.-

Amado, dispone para mí el bien
cual sea la voluntad de tu frente
amplia y luminosa
con que me has aconsejado.
Desde que conozco
tu magnitud
has venido a mí, siempre.
Y sufrir este tránsito
ha sido menos doloroso,
más soportable el aprender
y caer en cuenta del olvido
de la generosa ignorancia,
en la que el ángel me sumergió
para que no se perdiera
mi esencia. 

 

 

III.-

De las ramas de la luz se desprende el verde.
En las grutas del aire se esconde
para caer sobre el agua y fecundarla.
Miles de vidas bullen en los remansos
en los oscuros laberintos del océano.
Y ahí está tu magnético rayo
creando
             dando formas
                       poblando lo infinito.       
   

     

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