XVII Jornadas de Literatura
(creación y conocimiento) desde la cultura popular
Abriendo el
campo: Apuestas y estrategias discursivas en la literatura cordobesa sobre la
marginalidad[1]
Maqueta, miniatura de clásico cordobés "Talleres-Belgrano" |
Abriendo el campo…
En sus estudios sobre
los fenómenos sociales, Bourdieu aplica un modelo de análisis en el que la
sociedad es observada como un conjunto de campos relacionados entre sí y a, la
vez, relativamente autónomos. De acuerdo a esta interpretación cada campo se
constituye como un espacio de conflicto entre actores enfrentados por los
bienes que ofrece ese campo. Las posiciones de los actores se determina por el
nivel de capital en juego que hayan adquirido. Los diferentes tipos de capital
son: el capital económico, que se encuentra constituido por los recursos
monetarios y financieros; el capital social, conformado por los recursos que
pueden ser movilizados por los actores en función de la pertenencia a redes
sociales y organizaciones; el capital cultural, definido por las disposiciones
y hábitos adquiridos en el proceso de socialización y el capital simbólico,
formado por las categorías de percepción y juicio que permiten definir y
legitimar valores y estilos culturales, morales, artísticos.
Veremos ahora de qué
manera la literatura, mediante los textos seleccionados referidos a la
marginalidad, puede analizarse desde la noción de “campo” de Bourdieu.
Primer tiempo…
Si pensamos que el
fútbol es un campo, según la noción del sociólogo francés, podríamos observar
de qué manera está constituido, pensando en los diferentes tipos de capital que
entran en juego, con lo cual observaremos que la
construcción textual de la desigualdad no queda sólo determinada por el nivel
económico sino además por los diferentes factores que intervienen al correr la pelota.
Vamos a tomar dos obras
que se refieren a la problemática de la marginalidad en relación a este
deporte: El Zonda de Adolfo Maretto y
Devuelvan la pelota de Ángel
Sebastián Ramia.
En “El Zonda”, podemos
pensar que en la semiósfera social, la posición social del club --su nivel de
capital social- se encuentra devaluado por su nivel de capital económico ya que
se encuadra en un barrio Alberdi periférico de la Ciudad de Córdoba, carente de
servicios fundamentales tales como el agua potable. De la “Av. Colón” para
arriba, las cosas cambian y se transforman en lo que los actores –futbolistas-
del club llaman “El Alto”, denotando el prestigio que estos habitantes tienen
por su mejor capacidad adquisitiva. Como cualquier deporte, las buenas
condiciones ambientales son clave para el éxito de los equipos que entrenan,
sin embargo no son las únicas circunstancias que definen los resultados en la
cancha.
Al interior de El Zonda,
también se reproducen las diferencias. En nuestro país, por efectos de la
descalificación hacia los migrantes nativos y los afrodescendientes, la tez
morena es devaluada en tipos de capital social. El “negro Tuco”, sin embargo,
posee destreza “futbolera”, con lo cual compensa su disminuido capital
socioeconómico y simbólico, gambeteando en el potrero del barrio y adquiriendo
formas de capital social, validados al interior del campo.
Los gringuitos Weber,
tienen por su condición racial, mayor nivel de capital social al nivel de la
semiósfera social superior “Córdoba-Argentina”, pero no en “El Bajo” de Alberdi
donde la descalificación hacia las apariencias ha subvertido su orden hacia los
gringos, por lo cual deben ganarse la confianza del Negro Tuco para ingresar al
equipo.
Si bien éste último es
marginal con respecto a la escala superior geográfica en la que se encuentra,
tiene el liderazgo dentro de los códigos barriales por su impronta en el manejo
de la pelota, como ya dijimos, lo que le confiere mayor capital simbólico en el
lugar donde nace El Zonda para imponer sus códigos de validación social.
Lo que sucede
es que el carácter sistemático de la estructura del campo se expresa en que los
bienes que se ponen en juego en él no existen sino por la existencia del campo,
no hay, por ejemplo, tal cosa como el prestigio o el estatus fuera de una determinada organización social, de un campo en cuestión en el
análisis de Bourdieu.
Veamos qué ocurre con los cuentos de
Ángel Sebastián Ramia en su libro Devuelvan
La Pelota. Muchas de las historias renuevan el mito maradoniano, ¿cómo
analizamos este fenómeno a la luz de la teoría de Bourdieu?
Uno de los efectos de las luchas en el interior del campo es la
definición de la legitimidad con respecto a las reglas empleadas; los beneficios
que el campo otorga se expresan fundamentalmente en forma de capital simbólico, es decir, del reconocimiento por parte de todos los
participantes de que los dominantes poseen los bienes que determinan el dominio
en el campo.
Así, Maradona adquiere gran capital simbólico y luego distinción social
en el campo del fútbol por su destreza deportiva, lo que le permite acceder a
mayores niveles de capital económico que posibilitarán mayores niveles de
capital simbólico y social, a su vez. Por eso, en los clubes pequeños de
barrio, sobre todo, el mito viviente Maradoniano se renueva en la ilusión de
cada chico pobre –marginal económicamente- que desea jugar al fútbol.
Pero aunque todas las relaciones
sociales se ejerzan en el interior de un campo —como por ejemplo el campo educativo
o el campo artístico — un campo no se identifica sin más
con la red de relaciones en que los individuos participan, sino que se define
estructural y formalmente por las relaciones objetivas entre las propiedades y
las trayectorias de los mismos. De la
manera que quienes tienen mayor tiempo en el equipo, también han sido dotados
de mayor capital simbólico y social para juzgar a “los nuevos”.
En “Tan sólo un cuento
de fútbol”, un muchachito humilde es invitado a jugar, por ausencia de
jugadores, pero no posee capital social ni simbólico, al principio, para el resto del equipo, de mayor trayectoria,
que lo mira de reojo por ser “flaquito, chueco, morocho y petisito”, sin
embargo mete un gol al equipo contrario y afirma su identidad en el partido. Ramia, anota el poema de Ángel Cappa:
El fútbol le permitía/
y le sigue permitiendo/a un tipo de barrio/tener algo que a los pobres/ les
arrebatan desde la cuna: el orgullo/Es decir, yo a partir/de una pelota de
fútbol/soy alguien, /en el sentido profundo. /Me gano Así el respeto mío/y el
de la gente” (Ramia, 2011:19).
Al final este jovencito
dirá al narrador nombrarse Diego y ser
llamado “pelusa” con clara alusión al crack de Argentina.
Algo similar sucede en
el cuento “El año del mundial” donde Sebastián Ramia hace mención a los manejos
políticos del fútbol que se confabulan para favorecer a los equipos de los
países más poderosos en capital económico en la semiósfera de nivel
internacional: “el movimiento del fútbol mueve anualmente 250.000 millones de
dólares. La mayor empresa del mundo es General Motors, que factura 170.000
millones de dólares…” (Ramia, 2011: 54),
palabras que pronuncia el presidente de la FIFA, allá por los años 94, donde el
poderío económico de los países del primer mundo –según Ramia- hace sus
tejemanejes al interior de la cancha e inventa el doping positivo de Maradona en
este año, así como interviene en el “misterioso” accidente automovilístico de
Pelé en 2007; lo que no impide que Brasil gane en 2006 y que en un futuro 2014
(imaginado por el autor) Cuba venza a Estados Unidos en la final: Lo que
demuestra que el mito maradoniano sigue presente en la capacidad de que el
campo “futbolero”, a nivel internacional, sea independiente a los bajos
recursos de capital económico.
Entretiempo…
Cabe, entonces,
preguntarse: ¿cómo el fútbol en la construcción literaria de la desigualdad
económica, logra revertir las condiciones negativas de acceso a capital en la
semiósfera superior en que se mueven?
Como
herramienta conceptual para juzgar el panorama, podemos recuperar la noción de
“estrategias de reproducción social” (también propuestas por Bourdieu) que no
están completamente determinadas por factores estructurales, pero tampoco son
el mero resultado de una libre elección individual, sino que conjugan ambas
cosas: 1) las condiciones estructurales objetivas que operan como límite y 2)
las condiciones estructurales subjetivas que operan como márgenes de
posibilidad (V. Pavcovich, 2011: 24-28). Este concepto no acerca hacia la
comprensión de los sectores pobres no desde lo que les falta, sino desde lo que
poseen, una gama de recursos económicos, culturales y simbólicos, que les
permite (pese a sus carencias) desarrollar diferentes posibilidades de
inversión y reconversión, según los momentos históricos en que realizan sus
apuestas.
Pero
abramos de vuelta la cancha y veamos cómo estas apuestas y estrategias se desplazan
en la representación literaria de la marginalidad en el cuarteto.
Segundo
tiempo…
Principalmente nos
centraremos en la representación de La Mona como personaje marginal que se
construye en una “leyenda” a partir de su origen humilde y ascensión, al igual
que el “mito maradoniano”.
En “El Marginal” el yo
lírico en primera persona, identificable con la figura del cantante para su
público, se constituye como el héroe de las clases populares que es “marginado”
por formar parte de la clase popular, en un momento (1995) en que los procesos de pauperización
del menemismo habían tenido tales efectos, sobre todo para la clase obrera[2].
Su construcción mítica
se refuerza además por el nombre de uno de sus cds. “Una leyenda en pie”. Al
interior del campo, La Mona (y todo su aparato comercial) utilizan la figura
del marginal para ascender espacialmente en el campo musical a través de los
efectos de un capital simbólico que les permite a sus adeptos, muchos de ellos
socialmente humildes como señala Hepp, identificarse con sus letras y asistir a
sus bailes y/o comprar sus cds.
Cuando el “yo lírico”
se configura como un ladrón, reaparece la construcción mítica del pobre
oprimido por el poder corrupto que es una tradición fuertemente arraigada en la
clase popular y que en literatura tiene una larga tradición desde el Martín
Fierro, Juan Moreira y otros[3].
El pobre, de esta
manera (así sea además o no un delincuente) representa mediante la figura del
“ladrón noble” (el pobre que roba al rico) la injusticia que recae sobre su
persona a raíz de la indiferencia del Estado y la desigualdad en la
distribución económica de los recursos del país.
De
la manera que La Mona y el aparato comercial que lo acompaña utilizan la figura
del marginal estratégicamente para adquirir capital simbólico y social y
materializarlo en efectos de capital económico, hacia el interior del campo
musical; pero además para legitimar la construcción de su leyenda en la
semiósfera social que constituye gran parte de su público consumidor. Con lo
cual, la construcción del marginal constituye una estrategia discursiva en el
campo de la música popular: Llamamos así a las
operaciones discursivas tendientes a buscar la aprobación de lo dicho en los
espacios legitimantes (público consumidor, pares, sectores influenciables de la
política, academia, etc.) y a producir en la sociedad donde inscribe el
discurso el impacto deseado. Recordemos que:
“las estrategias son procedimientos locucionarios o paraverbales
-espontáneos o calculados- mediante los cuales el enunciador organiza y modaliza
la enunciación y los enunciados, con el objetivo de generar o potenciar la
fuerza ilocucionaria, tendiendo a producir determinado efecto perlocucionario”
(Verdugo, 1994: 130).
Tiempo suplementario…
Pero veamos ahora qué
ocurre ahora en el campo literario cordobés cuando se habla de marginalidad. Podemos decir que es el cuarteto una
“literatura marginal” con respecto al canon literario. Hay
quienes incluso dudan de la condición de “literatura” del cuarteto. Este
género, al igual que la cumbia por ejemplo, se caracteriza por la simplicidad de sus letras y porque es
un objeto de consumo actual para las clases más humildes (aunque no sólo para ellas) de nuestra sociedad.
¿Excluye esta “simplicidad” o falta de “adorno
simbólico” de las canciones de resto de producciones discursivas que conforman
la literatura cordobesa? Creemos que no, pues adoptar esta posición sería
–según Grignon y Passeron- caer en una postura miserabilista y a la vez
legitimista hacia la cultura popular: Por un lado analizar estos textos desde el eje de comparación de
relatos más elaborados que no son consumidos por este “público popular” (de
clase social humilde y u originariamente obrera, que según Hepp, constituye
desde los 90 la mayor parte de su público) y, en segundo lugar, analizar esta
producción desde lo “que le falta” y no positivamente, a partir de lo que
posee.
Sin embargo, creemos, a manera de
hipótesis que esta “marginalidad” del cuarteto con respecto al “canon
literario” del campo de la literatura
cordobesa y argentina es también una estrategia del género para subsistir en el mercado y
continuar siendo objeto de consumo de las clases populares que, al fin y al
cabo, podrán estar seguras de que sus sentidos más profundos no serán
tergiversados y podrán seguirle ofreciendo un objeto de resistencia simbólica
frente al poder hegemónico. ¿Querrían estas literaturas como la cumbia y el cuarteto, dejar de ser
“marginales”, lo que, por ejemplo, ocurrió con el tango? Desde la óptica económica
del campo de la música popular, consideramos que no. Aunque, por supuesto, como
toda hipótesis aún está abierta a la discusión.
Como podemos ver, la literatura
cordobesa hace uso de la figura del marginal con diferentes estrategias que
pueden ser analizadas tanto al interior de los textos como encuadrándolos en el
campo superior de la literatura cordobesa. ¿Y qué es la literatura cordobesa? Creemos
que es lo que forma parte de un sistema literario que excede lo simplemente
“estudiado” canonizado e incluido en los apuntes de las cátedras académicas,
aunque este ensayo, paradójicamente, contribuye a suplir esa falta, con
respecto al cuarteto, pero todavía queda mucho por dirimir y analizar al
interior del campo y el final queda abierto…
Bibliografía:
ALABARCES,
Pablo. Fútbol y Patria. Prometeo
Libros. 2007. Bs. As. Disponible en:http://www.nacio.unlp.edu.ar/claudio/af/futbol_y_patria.pdf
GRIGNON, Claude y PASSERON, Jean Claude (1989): Lo culto y lo popular, miserabilismo y
populismo en sociología y literatura. Ed. Nueva Visión, Bs. As.
HEPP, Osvaldo T (1981): La
soledad de los cuartetos. Editorial Letra. Córdoba.
JIMÉNEZ, Carlos (*) Selección de temas.
MARETTO, Adolfo (2006). El Zonda. Una historia de barrio ¡a la cordobesa! Ediciones del Boulevard. Córdoba
LOTMAN, M. Luri. (2000). La semiósfera: semiótica de las artes y de
la cultura. Desiderio Navarro Editorial.
PAVCOVICH, Paula. (2011). El barrio, lo social hecho espacio,
Villa María, Eduvim. Cba.
RAMIA, Ángel Sebastián (2011). Devuelvan la pelota. La tía Producciones
Editorial. Córdoba.
SÁNCHEZ DROMUNDO, R. A. (2007). La teoría de los
campos de Bourdieu, como esquema teórico de análisis del proceso de graduación
en posgrado. Revista
Electrónica de Investigación Educativa, 9 (1).Consultado el 20/08/12.
VERDUGO, Íber
H. (1994) Las estrategias de discurso.
Universidad Nacional de Córdoba.
CITAR ESTE ARTÍCULO.
VALLE, Mariana (2012) "Abriendo el campo: Apuestas y estrategias discursivas en la literatura cordobesa sobre la marginalidad". Texto presentado como ponencia para las XVII Jornadas de Literatura (creación y conocimiento) desde la cultura popular. Disponible en el sitio web www.ladoctaliteraria.blogspot.com, consultado el...(agregar fecha de la consulta).
[1] Mariana Celeste
Valle. CIFFyH, UNC-Conicet. DNI 31868212
[2] “Si, mi viejo era muy pobre/ y no tenía pa´ darme de comer, /Dejé segundo grado /y tuve que salir a trabajar /Sí, a veces yo hago changas/ Y otras soy peón de albañil, /Pues no me dan trabajo/ si no soy perito mercantil /La sociedad dice que soy un marginado
más, /la misma que me usa, para
poder escalar /…”
[3] “Tanto tiempo sin trabajo, y con hambre mi
familia/Algo tenía que encontrar, cuando acabe el/día Mi familia comerá puchero
de/gallina La misma que yo robé, en la otra
esquina. / No, precisamente a comer, llego la policía/Me llevaron detenido, unos cuantos días Y/después de un largo sermón, la/ condena viene Me asentaron cinco años, por/ ser mala gente./Cárcel a un valiente, que la vida fue a/enfrentar. Cárcel a un valiente, por hambre/ha tenido que robar No digan que somos iguales/Cuando un delito hay que pagar Los chorros de/guantes blancos /Salen por la puerta de atrás.”
esquina. / No, precisamente a comer, llego la policía/Me llevaron detenido, unos cuantos días Y/después de un largo sermón, la/ condena viene Me asentaron cinco años, por/ ser mala gente./Cárcel a un valiente, que la vida fue a/enfrentar. Cárcel a un valiente, por hambre/ha tenido que robar No digan que somos iguales/Cuando un delito hay que pagar Los chorros de/guantes blancos /Salen por la puerta de atrás.”