A veces el humor es una fuerte herramienta de crítica social, tal vez más poderosa en algunos casos que el discurso de la "seriedad". Es cierto que las revoluciones no se hacen con chistes, pero, también lo es, que el humor estuvo desde sus inicios engarzado a la búsqueda del hombre por la plenitud de su ser y la verdad e incluso en las culturas dominadas por penetrar en el reino de universalismo "canarnavalesco", como dice Bajtin, allí cuando los plebeyos podían en sus épocas de fiestas invertir los roles sociales, lo "alto" por "lo bajo y viceversa.
Sucede que, como señala Flores "El humor es una lente privilegiada para el estudio de una cultura, ya que se produce, precisamente,como una respuesta no habitual, rupturista o cuestionadora de las reglas que la rigen: los discursos hegemónicos y sus condiciones de posibilidad, de producción y de recepción, las reglas de interacción social, de géneros discursivos, de lenguaje, de cierta racionalidad. Esta ruptura social con ciertas reglas, pone de manifiesto lo que está naturalizado (Flores, 201: 7).
En Córdoba, el humor tuvo desde sus orígenes esta impronta "revolucionaria", en las pequeñas "letrillas" que empezaron a circular después de la revolución de mayo de 1810, que usaban los pobladores para criticar a sus autoridades o superiores, tanto criollos como españoles (Ver Navaro, 2010:485). Esta forma de crítica social sitúa un precedente de lo que después será el grafitti de humor (tan característico en nuestra Ciudad) y también de esta época datan los cánticos populares de humor, a veces de tinte político y otras simplemente chocarrón, vulgar, soez, o "picaresco" (como podemos ver en el estudio de Vigiano Essain: Cancionero Popular de Córdoba), que tal vez es un antecedente del espíritu cómico de nuestra música popular cordobesa (el cuarteto).
Tan poderoso es el humor que , según López Vigil “ante la risa no hay arma que valga. Mientras más se defiende el criticado, más aumenta su ridículo. En los carnavales, con máscaras y bailes, nuestros pueblos aprendieron a satirizar a los conquistadores y a los malos gobernantes. Burlándose de ellos, les perdieron el miedo. Porque la risa moviliza. La risa permite acumular fuerzas para luchar y vencer al enemigo […] la risa es subversiva (Flores, 2010: 198).
Hay distintos tipos de humor y son distintas las posibilidades de explotar el rasgo "subversivo" de este género.
En la primera viñeta, "Jerónimo" de Salas, se produce una ridiculización satírica del fundador de nuestra Ciudad, podríamos calificarlo como "burlesco":
El burlesco es una modalidad cómica
desmesurada que consiste en la imitación paródica de personas,
costumbres, instituciones, valores, etc., convirtiéndolos en objeto
de mofa ante los espectadores o lectores. Este efecto de burla puede
producirse, por ej., cuando un personaje grave o memorable (o un
acontecimiento importante) aparece en un contexto ridículo,
utilizando un lenguaje trivial o chocarrero y unos gestos o atavíos
vulgares, o al revés […] (Demetrio, 1999: 107).
El personaje de Jerónimo Luis de cabrera es ridiculizado porque siempre está ataviado como si fuera a guerrear o a conquistar ciudades, pero no hace otra cosa que resolver problemas banales y hasta absurdos con los indios que siempre, valiéndose de su ingenio, le "toman el pelo". Muchas veces es el animalito que lo acompaña (especie de gallina), el que le dice qué debería hacer para no ser "engañado" por los indios y poder gobernar en paz.
En el caso del pobre jubilado de "Peyro", lo que se produce es una sátira:
Para Adolfo Colombres (citado por
Ávila) “en la sátira, la risa que produce en los presentes es un
voto por su aniquilación. Mientras el objeto de humor se revela tan
solo como inconsistente, incompleto, débil o contradictorio, en el de
la sátira desaparece toda ambigüedad pues se trata de una condena
que no deja resquicio alguno a la simpatía ni a la duda" (Ávila, 2010: 173).
El efecto de esa condena recae sobre el objeto de la burla: los políticos que no permiten a los jubilados vivir con dignidad su vez. Éste humor no provoca una carcajada sino una sonrisa, hasta levemente dolorosa, es un humor más bien "serio", como el caso de "Caito" de Gómez y Chumbi.
Este tipo de humor juega con la moral de la clase media que descalifica siempre al pobre (lo vimos en otro "post"), se basa en el acuerdo de un código compartido por el emisor y receptor: la sociedad de Córdoba, en las conductas frecuentes de una gran parte de esa sociedad. Para Eco:En el humorismo, en cambio, la
descripción de la regla debería aparecer como una instancia, aunque
oculta, de la enunciación, como la voz del autor que reflexiona
sobre las disposiciones sociales en las que el personaje anunciado
debería creer. El humorismo, por tanto, excedería en
distanciamiento metalinguístico (Eco, 376. ). En este caso, ocurre que "cuando el énfasis se coloca en lo
cómico, lo desencadenante es la risa; pero cuando se coloca en lo
reflexivo, el humor se hace escéptico, incluso serio" (Flores, 2010: 111).
Bibliografía crítica:
Ávila, Ximena: “sátira” en Diccionario crítico de términos de humor y breve enciclopedia de la cultura humorística argentina. Ferreyra Editor, 2010. Córdoba.
Eco, Humberto, “lo cómico y la regla” en “la estrategia de la ilusión”. Ed. De Bolsillo. 2012.
Calderón, Demetrio, Diccionario de términos literarios, 1999. Madrid, Alianza.
Flores, Ana B. “Tipos de humor” en Diccionario crítico de términos de humor y breve enciclopedia de la cultura humorística argentina. Ferreyra Editor, 2010. Córdoba.
Navarro Cima, Stella. "Aproximaciones al humor de Córdoba" en Diccionario crítico de términos de humor y breve enciclopedia de la cultura humorística argentina. Ferreyra Editor, 2010. Córdoba.