martes, 3 de junio de 2014

El nocaut de la poesía: INVITACIÓN VIDAS DE MIÉRCOLES



La cita obligada es los MIERCOLES A LAS 21: 30 EN CASA BABYLON.  (entrada libre y gratuita). 
Y digo "obligada" porque son poetas jodidos, y si no vas, te acosarán eternamente o, como cuervos rapaces asediarán tus redes sociales hasta que, como oveja descarriada, retornes al lugar donde vive la poesía, en feroz batalla contra la indiferencia, en una sociedad marchita, insensible al dolor ajeno.

 Y ante tal fortaleza ética de nuestros "poetas malditos" (pero con corazón gigante) es mejor no discutir porque nadie quisiera ser asesinado por un poeta, porque sin poesía el mundo sería insoportablemente REAL. 

En el lugar previsto se dan cita las experiencias, corre un torrente sanguíneo de emociones que llevan los poetas consigo y se las obsequian al público-. En realidad  todos somos poetas y todos somos voyeurs o públicos disfrazados de poetas y poetas de público.
En el centro del ring: los poetas leen y los oyentes poetizan sus oidos. Así:





La batalla se gana con la letra, pero no con el floripondio de la rima exacta. No señor, no tenemos la rima exacta ni el verso justo, pero sí el corazón latiendo en la mano. no se preocupe, la sangre derramada sólo es de tinta, pero hiere la conciencia, nos hace pensar, es arte militante de puñal hecho en flor. 

El edificio se parece bastante a los que dieron inicios a los primeros encuentros del arte militante, el arte socialista, el "Teatro del Pueblo".

Alguien, no importa quien, toma la palabra y la deja bailar libremente alrededor del salón, calentándose con el justo acompañamiento de un whisky o un local fernet.

¿Que es poesía? Poesía es luchar contra el lenguaje anquilosado, enfrentar la lógica excluyente del racionalismo que yo llamo "colonizador de almas". Aunque la novela es más prosaica y por ende más occidental, la poesía es visual y como es un símbolo oscuro nos remota a ancestrales épocas donde la comunidad era todo y no se usaban los signos sólo para el provecho propio. 

Cuentan los mayas que a los hombre de maíz, los dioses les dieron las palabras para que eternamente les agradecieran. De ahí que finalmente, al culminar el arcoiris de esta colectivo poético tal vez usted encuentre una palabra divina, como esa que lo emocionó tanto, cuando usted descubrió que sólo era un hombre en la magia de un mundo indescifrable.

Peleamos, sí,  contra el cliché, contra el hastío, el sinsentido, la amargura. O mejor, en vez de pelearnos con la con la tristeza y el miedo, los invitamos y lo olemos y lo ultrajamos  y les pegamos con nuestra fortaleza de amor infinito, con golpes certeros de sonidos bellos y calidad comunitaria.

Es adentrarse al mundo de la bohemia, el arte sin reglas. No sabemos quien gana, pero al final todos salimos tristes o contentos, pero más humanos.

La apuesta es de Iván Ferreyra, el ruso anarquista "anclao" en Córdoba, el fantasma de Arlt y su célebre propuesta para el arte, creo, son en palabras prestadas de su alter ego, a media voz entre el Fracasado El Polo y los Ivanes "rudos" de sus textos:


Estoy contento de haber tenido la voluntad de trabajar, en condiciones bastante desfavorables, para dar fin a una obra que exigía soledad y recogimiento...
Digo esto para estimular a los principiantes en la vocación, a quienes siempre les interesa el procedimiento técnico del novelista. Cuando se tiene algo que decir, se escribe en cualquier parte. Sobre una bobina de papel o en un cuarto infernal. Dios o el Diablo están junto a uno dictándole inefables palabras.
Orgullosamente afirmo que escribir, para mí, constituye un lujo. No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo. Máxime si cuando se trabaja se piensa que existe gente a quien la preocupación de buscarse distracciones les produce surmenage.
Pasando a otra cosa: se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de su familia.
Para hacer estilo son necesarias comodidades, rentas, vida holgada. Pero por lo general, la gente que disfruta de tales beneficios se evita siempre la molestia de la literatura. O la encara como un excelente procedimiento para singularizarse en los salones de sociedad.
Me atrae ardientemente la belleza. ¡Cuántas veces he deseado trabajar una novela, que como las de Flaubert, se compusiera de panorámicos lienzos…! Mas hoy, entre los ruidos de un edificio social que se desmorona inevitablemente, no es posible pensar en bordados. El estilo requiere tiempo, y si yo escuchara los consejos de mis camaradas, me ocurriría lo que les sucede a algunos de ellos: escribiría un libro cada diez años, para tomarme después unas vacaciones de diez años por haber tardado diez años en escribir cien razonables páginas discretas.
Han pasado esos tiempos. El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un "cross" a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y "que los eunucos bufen".
El porvenir es triunfalmente nuestro...

Roberto Arlt, En Prólogo a Los Lanzallamas




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