domingo, 8 de diciembre de 2013

"Cordobeses eran los de antes": La tradiciòn picaresca y los "remedios de pobres" para aliviar las heridas del alma




Juan Carlos Rodríguez establece una tesis detallada sobre "la literatura del pobre" -o la picaresca a secas- y su surgimiento a partir del quiebre del feudalismo en torno a los avances del capitalismo.

¿Cuándo surgen las literaturas de pobre? En otros post he señalado la emergencia de las "literaturas marginales" desde tiempos inmemoriales, pero,  también así,
la imposibilidad de encontrarse con muchos de estos ejemplos que, de no ser por la mediación de sujetos letrados que los absorben de distintas formas, se pierden bajo el paso del tiempo y en ausencia de los medios más solidos  de fijación como la escritura.


Las leyendas, los grafittis que datan incluso de la civilización antigua grecolatina -impresiones de obreros sobre construcciones de edificios-, las formas de expresiones logo gráficas, letrillas populares, remedios de pobres, cánticos, cielitos, arengas, refraneros y otras tantas formas de literaturas populares no superviven mucho más allá de su expresión y, de hacerlo, suelen ocupar un lugar concreto en la labor etnográfica, antropológica o folclorològa, pero, difícilmente en los restrictivos accesos a La Ciudad Letrada.

De tanto en tanto surgen personajes peculiares de las letras que no buscan status ni fama y que se zambullen por las calles de sus pueblos, sus ciudades, buscando capturar la esencia de esas "vidas de pobres" con ahínco y férrea voluntad.
Ellos prefieren ser "portavoces" antes que autores, son caminantes anónimos de la Ciudad que buscan historias

En este caso, hablaremos de una tríada singular: Azor Grimaut, Arturo Romanzini y Vìctor Retamoza, pero antes un repaso por la galería de pícaros renacentistas:

Llegada la crisis feudal y en coincidencia con la revolución que significó la imprenta, los nuevos mercaderes, dueños de la Ciudad, debían justificar espiritualmente sus riquezas, su poder sólo material. Un chiste muy difundido decía que ante la muerte de un hombre burgués, debieron hacer una autopsia y los médicos se sorprendieron ante la inexistencia del alma en el cuerpo de ese hombre.

Serìa la literatura nada màs y nada menos, la justificación del alma del hombre burgués, la narración abierta a la mirada pública del público, justificando una vida, un régimen de voyeurs de los nuevos poderosos legitimando sus vidas antes avaladas por designio divino.

Antes habían existido, por supuesto, narraciones de nobles y santos, pero raramente destinadas a un público màs selecto que el clero o la nobleza. Las vidas de pobres eran frecuentes en relatos como la Vida de Santa Teresa, que el cordobés Tejeda emulò en su Peregrino en Babilonia.
Eran historias de personajes voluntariamente entregados al ascetismo y a la voluntad divina después de un largo trajinar por la "ciudad terrenal de pecadores" y con el objetivo de lograr el perdón divino postulando la propia vida como un camino de ofrenda y lamento por los errores humanos. La pobreza, entonces, no estaba exenta de valor moral y pedagógico hacia otros fieles, seriamente afectados por las màximas luteranas en pleno período de Contrarreforma.

La literatura del pobre, modelo del Buscòn, el Lazarillo, la Celestina y hasta la gauchesca argentina, surge entonces en el Renacimiento y con estos rasgos:
1. El enunciado y enunciador dependen de la concepción de la pobreza ligada a la cuestión de la libertad individual, 2. Existe una forma de diálogo con un receptor a quien se le asigna el valor, nada màs y nada menos, de justificador de una vida, 3. El relato legitimarà la naturaleza humana, el animismo burgués, en vez de Dios. 4. La literatura sería la verdad de una ficción  última: la libertad de un sujeto absolutamente dependiente de una estructura económica que los segrega -lo que Marx definió brillantemente en El Capital- 5. La pobreza sería un elemento interesante para el burgués que también se consideraba íntimamente "pobre" de valor espiritual y el "pícaro", el sujeto excluido y no oprimido -el proletario, el siervo- sería el elemento vital de la concepción liberal tanto moral como económica 6. La libertad absoluta en que se funda el relato también dejarà lugar para la crìtica al propio sistema capital en que se funda : si querèis ser rico también habréis de robar, decía "El Buscòn" de Quevedo, 7. el "yo pobre" será el enmascaramiento de una búsqueda "espiritual" que es constituyente de la determinación histórica-social en que se encuentra (Rodríguez, 1985: 23 a 29)

Hablemos de "vida de pobres" en Córdoba . Azor Grimaut es uno de los escritores que màs ha aportadado a la cuestión de la "mitología popular" en Còrdoba, recreando a través de plaquetas y crònicas populares -muchas de ellas recopiladas por La Voz del Interior-.
Es un gran divugador de recetas, remedios e historias de pobres con un tono càndido y pintoresquista, muy imbuido por la cuestión del paisaje popular como estampa melancólica de una infancia plena y un "yo lìrico" enfrentado a los sin sabores del mundo adulto y "responsable.
"Comidas cordobesas eran las de antes" dice y añora las "panzadas" anteriores con las ollas de pobres, las ancuas, la chàncua (maíz para la mazamorra) y las velitas de sus vecinas piediendo por las "almitas" buenas del purgatorio, que por penas leves no han podido pasar al cielo.

Son los yerbateros que curan mal de amores, que ni la "ruda macho" puede sacar. Aceites de cocina pa' el reuma, romero pa`el aire (el asma). Son los "zanjones" brotados de flores, callecitas barrosas,  carnazas baratas que llenan de colorido el lugar con los cantos de los vendedores ambulantes que convien con las ànimas de otros infortunados como La Pelada de La Cañada o La Ramonita (degollada por celos).  Un mundo casi irreal de personajes variopintos que no por pobres dejan de ser un elemento vital del paisaje (sì, parecen también los vivos ànimas aferradas al paisaje en donde danzan santescamente pidiedo pa'l puchero), algo que fascina a ese chicuelo en el seno de una familia "poquito nomàs mejor"  de plata.
Estaba en pleno desarrollo el primer gobierno de Peròn. Las clases medias y populares, en los mismos barrios, intercambiaban sus experiencias. Las de Grimaut no son narrativas de las villas como "ghetos". Sobre las calles de San Vicente y Guemes -vivìan trabajadores de ferrocarril, obreros, curanderas, vendedores ambulantes, caballos y autos con natural coexistencia. En el patio de la tierra se jugaba con pelotas de trapo, se aprendìa a escribir "debajo de los talas" y con hormiguitas trepando a los talones.
No era un mundo ascèptico ni la pobreza se calificaba como "hedienta", al menos no para Grimaut y sobre los zanjones pestilentes de sangre, de tripas gordas, se llenaban los perros flacos y, de vez en cuando, reverdecía una flor.
Tal vez en esa libertad, en ese "animismo" del pobre, en ese patio ancho de un barrio sin fronteras, después de todo estaba el goce de un niño con alma de matrero y experto en yuyos, un escritor de "vida de pobres", con alegría y fulgor.

Es el anecdotario de Arturo Romanzini, historias con sonrisas, es cierto se sublima el dolor de la pobreza en esos cuentos o misceláneas. Los pobres andan sobreviviendo con artilugios a medio camino entre legalidad e ilegalidad: el "Queso Podrido" pide ir a la cárcel para que lo alimenten bien, la "Vieja Cachilera" vendìa santos de "San Roque" por otros de "San Cayetano" y ante la ausencia del "perro" que hizo "avivar" al comprador reclamaba a la municipalidad y a la perrera "que se habài robado el perro de San Roque en la estampita".
Y entre tanta confusión Jardín Florido se estampaba como un "lord" para lisonjear a las mujeres que pasaban por ahí mientras que, su contracara, la "chacha" o "la hortensia" mostraba sus partes pudendas y gritaba como un barítono furioso si la gente osaba no dejarle moneda.
Vida de pobres, historias de presos. Los policías como Retamoza, sumariante -el "Fray Mocho" cordobés- regaba sus cuadernos de notas con esos diálogos desopilantes de algunos querellantes y sus lenguas "bàrbaras" a medio camino entre el cocoliche, el español, el "cordoooobes", la influencia de una zona rural emergiendo como citadina.

Especialistas en el arte del "rebusque", no sólo se las arreglaban para comer  sino también para darnos "cátedra" de sabidurías populares, para encandilarlos "anamnèticamente"  a un mundo de carencia y plenitud (Adorno), para refregarnos la ausencia e irrealidad de la burguesìa como método de vida y ... de vez en cuando, hasta para robarnos una sonrisa.


Ver:

Adorno, citado por Vidal. Vidal, Hernán. (1998) Crìtica literaria como defensa de los derechos humanos. Serie Human Rigths. Chile.
Rodríguez, Juan Carlos. (1994). La literatura del pobre. Barcelona.
Grimaut, Azor (2009) Ancua, Poemas de Còrdoba. Alción Editora. Còrdoba.
Retamoza, Vìctor (1999). Historia de Policìas y Delincuentes (1900 a 1910). Edición del Autor, Còrdoba.
Romanzini, Arturo (1978). Còrdoba y su anecdotario. Còrdoba. Ediciones del Cabildo.

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